jueves, 17 de marzo de 2011

Miniordenadores para todos. Y ahora ...¿qué hacemos con ellos?

Publicado en magisnet.com

Los ordenadores ya los tenemos, ¡qué ilusión! ¡qué alegría! ¡por fin se ha arreglado la educación en España!
¡No sabemos quién ha sido, pero ya al fin los aparatos han venido!
¿Fue el presidente? ¿Ha sido obra de un ministro o ministra? ¿Quién tomó la última decisión? No sabemos responder a la pregunta con exactitud, pero lo que sí sabemos es que quien la tomó, desde luego ha sido alguien que no conoce la escuela ni de lejos , por supuesto no conoce a los niños, no tiene la más mínima idea de pedagogía y sabe poco de psicología evolutiva y social...

El aula digital con un portátil por alumno ha sido publicitada como la gran y moderna solución al problema educativo, pero por desgracia el adjetivo moderno, que a muchos convence, esconde algo muy perverso, la estafa. Moderno no implica necesariamente mejor, sino alterar lo que ya funcionaba. Éste resulta el caso del aula tradicional que ahora unos quieren que de repente pase a digital cien por cien. Que tal un poco paciencia y pruebas piloto. Pues no, sin tiempo de reflexión, ahora se ha decretado, casi impuesto por un gobierno demócrata, que el aula digital esté en un par de meses. Sabemos que un proyecto similar fracasó en Suecia, sabemos que la red fallará muchos días en el aula, sabemos que los alumnos se conectarán a Internet sin hacer el trabajo de clase, sabemos mucho pero nuestra atención ya ha sido desviada del problema real, nuestro flagrante fracaso escolar nacional, un problema que no solucionará un ordenador por alumno. Ostentamos el doble de fracaso escolar que la media europea, el doble. Un treinta por ciento de nuestros escolares no alcanzan la enseñanza secundaria obligatoria, treinta de cada cien. Cabe añadir aquí que más del noventa por ciento de los alumnos que fracasan pertenecen a familias, la mayoría con ordenadores, que no dedican el tiempo necesario en la educación de los mismos, no a escuelas sin aulas digitales. Lo más grave de todo ello será la inversión que se prevé tanto familiar como pública durante una época de crisis como la que vivimos. Quizá sea eso lo que se desea, inversiones, ¿pero a quién van a favorecer? A sus hijos no, se lo aseguro.

No hay comentarios: